Y para qué … estas de
spedidas buscan espacio
y laberintos al principio tan grandes como el universo
el silencio que ‒al nacer‒ resuena
y toma como sirvientes sus decibelios
y los instantes estériles conspiran en tu cabeza
contra la facilidad y ser despreocupado
de facto: estás conspirando contra ti mismo
crees que no son tuyos sino de la televisión
pero todo lo que tienes que hacer es dar vueltas
mirar los fantasmas a los ojos
y recordar que cada final
es un comienzo violentado
vives de alguna manera sintiendo
que el Triángulo de las Bermudas ha dejado escapar
el gorrión y el cisne, tus querubines.
Traducción de Santiago Aguaded Landero